Las filtraciones y declaraciones de Edward Snowden, ex-contratista de la CIA, han hecho mucho daño a la imagen de los organismos de seguridad de Estados Unidos. Pero por otra parte, han hecho mucho bien a la sociedad, porque ha aumentado el nivel de «alerta» sobre la seguridad en internet. Las empresas han tenido que tomar medidas extras de protección de sus archivos, procesos y conversaciones porque se han percatado que todo lo que hagan, y no esté asegurado, podría ser visto por agencias de seguridad estadounidense y por otros organismos. .
«Algo está cambiando en Internet. Durante años se ha pensado que los hackers eran cosa de películas pero nada más lejos. Nuestros clientes saben que el espionaje corporativo está a la orden del día y si tu empresa maneja información sensible es muy probable que haya alguien intentando robarla», opina Fernando Calvo, fundador de IMBox.
Pero la «amenaza» no tiene solo el rostro de Estado, sino que tiene muchas caras. Cibermercenarios contratados por otras empresas que intentan robar información confidencial, o complicados ataques dirigidos a nichos específicos para destruir datos son solo algunos de esos rostros. Los cambios en las conductas de las personas con la tecnología también han tenido consecuencias.
Desde hace un par de años se ha fomentado desde la empresa la política del «Bring your own device» (Trae tu propio dispositivo) BYOD, que ha provocado que miles de empleados usen sus dispositivos personales como herramienta de trabajo. Ahí se cuelan aplicaciones sin estándares de seguridad que se usan para tratar temas delicados, como WhatsApp, que si bien ha reforzado su cifrado, todavía tiene fallos que pueden ser aprovechados por hackers o agencias de seguridad. Uno de los casos recientes más sonados ha sido el ataque a Sony Pictures. Un grupo de hacker vulneró el sistema informático, exponiendo cientos de documentos confidenciales, números de seguridad social de prominentes actores, cadenas de emails de conversaciones o negociaciones privadas e incluso, publicaron películas que no se habían estrenado en las carteleras.
Desde IMBox señalan que gracias a las declaraciones de Snowden y el aumento de la alerta sobre seguridad, su facturación ha ido creciendo ya que han recibido una demanda importante de clientes preocupados por este tema. «Hemos tenido que sacar una nueva modalidad de servicio (software mas hardware) porque hay clientes que quieren la información in house (bufetes de abogados, sector médico, etc)», relata Fernando. Pero no solo esto, sino que, ante la desconfianza, muchas empresas apuestan por plataformas y herramientas localizadas en Europa (y no en Estados Unidos).
«Nos dimos cuenta de que existía una demanda creciente en las empresas Europeas por mantener su información segura y controlada con proveedores Europeos y no Americanos», confiesa Fernando. Por esta razón han potenciado IMBox, un servicio que nació tras la necesidad de una especie de «WhatsApp» pero enfocado en las empresas, que hiciera énfasis en la seguridad.
«IMBox aporta un estándar de seguridad militar para usos civiles. Bufetes de abogados, servicios sanitarios, bancos, logística, ingenierías, todos manejan información extremadamente sensible ytienen miedo de que les ocurra algo similar a Sony. Nuestra tecnología elimina uno de sus principales quebraderos de cabeza, que los empleados utilicen canales inseguros como Whatsapp para comunicar información confidencial de la empresa», ha señalado Fernando.
Aseguran que más de 1.000 empresas se han registrado en su servicio en la Nube, y que en los últimos tres meses han experimentado una gran demanda de sus servicios y herramientas. «Es un producto que podemos tener desplegado en la empresa en menos de una semana y que ofrece a las mismas un extra de seguridad al garantizar toda la información y comunicaciones pasa a través de sus servidores y no a través de servicios externos», ha asegurado.
IMbox.me permite a las empresas crear sus redes privadas y seguras de mensajería instantánea y compartición de archivos