El dispositivo tiene una pantalla de 8 pulgadas y permite acceder a juegos de PC vía «streaming» además de consumir juegos para Android.
Cumpliendo perfectamente en muchos apartados, la tablet Nvidia Shield Tablet abre la puerta a nuevos modos de juego. Con este dispositivo de 8 pulgadas se puede acceder a distintos juegos para Android, otros especializados (se calcula unos 180 ya añadidos como «Half-Life 2») para este formato en cuestión, pero también da la oportunidad a los usuarios de acceder en remoto a su catálogo de juegos instalados en el PC de sobremesa o portátil que habita en el hogar.
Esta última característica, ideal para aquellos jugadores que viajan, se comporta de manera óptima. Incluso con un software específico que permita encender el ordenador en remoto se podría acceder a nuestros juegos de manera sencilla, jugarlos gracias a un sistema de virtualización que discurre via wifi y, para colmo, utilizar la propia tableta como CPU para realizar la transmisión a una televisión gracias a su puerto miniHDMI incorporado en un lateral. También, y como golpe de efecto, incorpora un puerto USB, que a aunque parezca innecesario resulta muy útil para instalar distintos periféricos.
De diseño fino y bien construida, este hardware viene como respuesta de un hábito que se ha introducido en la sociedad gracias a los distintos dispositivos móviles. Que surja del entorno de un proveedor de componentes informáticos como Nvidia, capaz de fabricar algunas de las mejores tarjetas gráficas del mercado, solo deja entrever que es potente.
A su favor también se encuentra el precio ($346 USD), que lo hace casi imbatible en este segmento, ya que por ese precio, tabletas basadas en Android con este nivel de características y pensadas para jugar escasean. Este dispositivo, que instala por defecto Android 5.0 Lollipop, sería capaz de sustituir a una consola sin problemas en su pequeño espacio.
Sus características la hacen muy respetable. Una pantalla Full HD de resolución 1.900 x 1.200 puntos, usna memoria RAM de 2 GB que soporta alto rendimiento, procesador Tegra K1 que se basa en la arquitectura Kepler de Nvidia, la misma que sirve de motor a los PCs de «gaming». Destaca también su sistema de audio mediante dos altavoces frontales que, a pesar de que su tamaño no es capaz de ofrecer obviamente resultados totalmente satisfactorios, se le saca mucho provecho.
Eso sí, el diseño no resulta el más liviano y ligero de las tablets actualmente existentes el mercado, pero aún así sus cifras no la desmerece. Con 9.1 milímetros de grosor, su peso acaba en 388 gramos que en conjunto da como resultado un aspecto compacto y manejable, pensamos precisamente para esa movilidad extrema que aspiran a capitalizar las tabletas. Está disponible en dos versiones, 16 y 32 GB de capacidad, pero ampliable hasta 128 GB mediante tarjeta microSD.
Por tanto, esos diferentes modos de juego la convierten en un dispositivo acorde a los nuevos tiempos, ya sea jugar con mando directamente, utilizar el modo consola para jugar directamente en la televisión, realizar el «streaming» de juegos desde el PC o mediante un nuevo ecosistema Grid, esto último aún sin más detalles que la mera propuesta inicial.
La «tablet» se le saca bastante partido con el controlador especial que incorpora y que recuerda al mando de la Xbox One sin el sistema de vibración de los gatillos, que cuenta con una pequeña pantalla táctil, regulador del volumen y conectividad Wifi en lugar de Bluetooth, lo que garantiza un buen rendimiento. Para acoplarlo tan solo hay que abrir una aplicación específica y, en pocos segundos, se puede comenzar a utilizar.
Probando juegos diseñados para Android como «Fifa 15», el mando se comporta de manera excepcional. Otros diseñados para esta tableta en cuestión como «Trine 2» la soltura con la que se maneja sorprende gratamente. Los gráficos se exprimen, aunque con cierta distancia a juegos muy avanzados como los diseñados para las consolas de nueva generación.
Fuente: Wired